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Basurillas

Hala. A leer...

Para darle un poco de vidilla a la bitácora os pego los artículos con los que he actualizado Murcialiberal. Se que es vergonzoso no haber trabajado mas en esta ardua labor que intenté comenzar a principios de temporada, pero las obligaciones mandan. Haré examen de conciencia y un acto de contricción severo para purgar los pecados cometidos durante estos meses de asueto. Como penitencia, -aunque como se podrá comprender es un placer para mi-, os iré dando juego para que las visitas de está humilde bitácora haga palidecer al mismísimo Ignacio Escolar, que según dicen es de los blogger mas conocidos en España (como se podrá comprobar no pongo el enlace de su bitácora porque me cae fatal).

El Pichicas

Yo le culpo de todos los males metereológicos de esta Semana Santa y de las Fiestas de Primavera de Murcia. Algo maniático y primitivo, lo sé, pero es lo único que me inspira la escultura sabiendo la institución que patrocinó su "levantamiento" en la plaza de San Bartolomé; una institución que siempre me ha sacado mis instintos mas primarios, y que encima osa a colocarnos al "pichicas" ese en esa plaza emblemática de Murcia. El que debiera de ocuparse de ella y darle su merecido es el gran Achopijo, que es el auténtico maestro, aunque quizás, y mira que lo dudo, le gusta y todo. La estatua en concreto representa al dios Mercurio; la realizó el escultor Antonio Campillo allá por los setenta y había estado oculta en las dependencias de esa entidad anacrónica y franquista que subvencionamos. El Estado todavía se empeña en que los mismos de siempre sustentemos las Cámaras de Comercio. Infinidad de empresarios se han declarado en rebeldía con esta institución y los jueces han fallado siempre en contra de ellos. Pero quería escribir sobre el "pichicas". Tenemos esculturas que homenajean al huertano, el hachonero, al nazareno y ahora también tenemos al "pichicas". ¡Dios, dónde vamos a ir a parar! Los de las comunidades neocatecumenales que residen en la iglesia podían cometer un acto de caridad y sabotear la escultura. Muchos me llamarán ahora terrorista cultural, pero creo que quedaría mucho mejor con unos zaragüelles perennes. Y no sería por pudor, sino por pura vergüenza ajena y por "murcianizar" un tanto la cosa. Está muy bien lo del renacimiento, el canon y todo eso, pero en Murcia, salzillesca y barroca por excelencia, se podía haber permitido la licencia de representarlo con unos atributos mas típicos de esta zona de Hispania. Dijo el autor que la figura de Mercurio fue creada en 1966 a partir de la estatuilla de un dios romano encontrada en unas excavaciones en Almendricos, en el campo de Lorca. Y me parece bien. Lo único es que pinta lo mismo que la institución que tiene a su espalda, es decir, nada.

Amanuenses hidráulicos

En estos días de asueto "bitacoril" han ocurrido demasiadas cosas que se me amontonan en la cabeza sin dejarme decidir por las idóneas para empezar a comentar. Pero por algún sitio hay que empezar y me sirve de excusa un artículo de Juan Guillamón que aparece hoy en La Verdad.

Escribe sobre la imagen del Ebro desbordado, sobre crispación y sobre políticas educativas del gobierno felón de ZP. Como en cualquier periodo oscuro de la historia, siempre aparecen amanuenses que justifican lo injustificable. Hay una catedrática (lo de la cátedra en España se está convirtiendo en un curioso juego de reparto de títulos, y eso que parecía que los habíamos superado con la abolición social de la importancia del juego que llevaron los nobles) que nos acusan de demagogos a los que reclamamos una ínfima parte de esa agua que va a parar al mar. Son los que precisamente no han dejado de serlo desde que se propuso hacer por parte del PP el trasvase del Ebro. El eterno "y tú más" siempre presente en la clase política, para dejar a los hechos y las realidades al margen de las soluciones. Y la solución para muchos de ellos pasa por la inacción en los cursos de los ríos.

Como escribe, el siempre atinado Guillamón: "Y además -tómese nota de ello- es preciso recordar que no vivimos en las cavernas y que dejamos atrás siglo XX. No creo que sea de recibo, ni siquiera bajo el punto de vista conservacionista extremo, que pensemos en los ríos como corrientes intratables de agua abundante ahora y escasa después, tal que hay que conservarlos exactamente como la Naturaleza nos los ofreció. «Los perjuicios de los fenómenos hidrológicos naturales no son solucionables con obras hidráulicas, son un problema de ordenación territorial» afirma con rotundidad nuestra profesora, a lo cual puede contestarse con naturalidad lo siguiente: cuando abrimos grifo del bidet, ¿a qué se debe, al resultado de una obra hidráulica o una ordenación del territorio eficaz? Lo cierto es que a las dos cosas."

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